Estética
- anelo
- 16 sept 2019
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 17 sept 2019
Breve recorrido del concepto estética a lo largo de la historia de la filosofía.
Si a un objeto le atribuimos la característica de estético, nos vienen a la mente una serie de cualidades determinadas en relación al objeto, por ejemplo, que es bello, armonioso, ordenado, equilibrado… Dentro de nuestro imaginario hay un acuerdo no escrito, como todo lo perteneciente al este, que determina que estas son las cualidades que se le atribuyen a algo que consideramos digno del adjetivo estético.
Sin embargo, es un término perteneciente al ámbito de la filosofía y ha sido ampliamente estudiado por esta a lo largo de la historia. Desde los primeros pensadores sofistas hasta filósofos actuales, ha sufrido muchos cambios a lo largo del tiempo.
En su etimología, la palabra estética está compuesta por αἰσθητική que quiere decir sensación, percepción y que viene de la palabra aísthesis que hace referencia a sensibilidad, e -ικά que quiere decir relativo a. Sumando todos estos significados concluimos que estética podría definirse como lo relativo a la percepción, sensación y sensibilidad. No obstante, esta definición es ambigua y ha estado y sigue estando está sujeta a transformaciones en su significado.
Platón ofrecía una aproximación a este concepto. De acuerdo a su filosofía sugería, en una época en la que la distinción entre ética y estética no era clara, que lo bello, lo estético, tenía que ver con lo conductual, con hacer el bien. Si recordamos breve y superficialmente el planteamiento filosófico de Platón, como muchos otros filósofos idealistas, aspiraba a una especie de canon, que llevaba consigo una carga moralista, de lo que para el filósofo debía ser bello. Como explica el autor del libro Introducción a La Estética : Historia, Teoría, Textos Juan Plazaola
“Todo lo que es bueno es bello, y lo bello tiene su medida”
El mismo pensador decía como Sócrates en Teages: “Yo sólo sé de una exigua disciplina del amor” Siendo el amor el deseo del bien y la belleza. La contradicción realidad apariencia es un antagonismo que comparten mucho idealistas, al igual que Platón.
El filósofo recalca que el arte humano se basa en la mímesis o en la producción de imitaciones. Coloca en el valor estético aspectos racionales que están vinculados con el control de una técnica que aspira a ser una imitación fiel de lo que Platón considera lo real, y es por eso que rechaza rotundamente la música. Ya que, entendía que la faceta emocional que podía suscitar esta forma de expresión en concreto, aquella que tiene que ver con lo sensorial, sentimental, más sensible y de alguna forma más hedonista, suponía una amenaza para la moral del momento. De la misma forma que señala Plazaola, encontramos aquí parte del origen de una problemática que a día de hoy todavía no hemos visto del todo resuelta, la contraposición entre hedonismo y moral y sensibilidad y razón.
La de Platón no es la única teoría, como hemos mencionado antes, en este breve recorrido por la definición de estética a lo largo de la historia de la filosofía caben destacar las aportaciones de Aristóteles. Aristóteles coloca la estética en el conocimiento teórico y a diferencia de Platón hace una marcada separación entre lo estético y lo ético o entre lo bello y lo moral. Citando de nuevo a Plazaola: “El bien moral coincide con lo bello sólo en que es autónomo y desinteresado, pero no se identifican. La diferencia entre lo estético y lo ético está afirmada, (...)”. Aristóteles al igual que Platón reconoce los aspectos placenteros de la producción artística, pero a diferencia de éste no los demoniza, les da el adjetivo inocente. A pesar de todo esto y como Plazaola señala acertadamente, Aristóteles aplica los mismos parámetros de mímesis y armonía que Platón cayendo de esta forma también en una excesiva racionalización.
Saltamos en el tiempo hacia otra noción de estética, esta vez, mencionamos a Baumgarten. A este autor le debemos la intención de sistematizar la estética como ciencia espacial, definiendo su objeto e integrándola en la filosofía de la época. El objeto de la estética es
“el conocimiento sensitivo perfecto”
Como menciona Renato de Fusco en su libro Historia del diseño
“ y recordemos que con Baumgarten la estética nace como ciencia de la perfección sensible y no como ciencia del arte”
Para este autor la belleza no exige la perfección del objeto estético sino del conocimiento: “aun lo feo puede verse bellamente”. Este es un aspecto fundamental de lo que más adelante se verá con Kant. De forma implícita le aporta a la noción de estética una carga subjetiva.
Kant desarrolla este aspecto subjetivo aún más que Baumgarten. En la teoría kantiana nace el estudio del juicio del gusto y no tanto el estudio de la belleza, aplicando siempre su método crítico. Comparando el juicio estético, el juicio del gusto, con otros juicios, hay que subrayar al menos un elemento clave de su filosofía. Menciona que la facultad de desear busca determinados fines que pertenecen a la naturaleza sensible que hacen que se persiga lo que, como individuo, se presenta como agradable. Ese gusto por lo agradable, va acompañado de un juicio que merece ser analizado. Según la teoría de Kant el placer estético consiste en el juego de las facultades, en la armonía entre imaginación e intelecto.
Hegel, filósofo idealista al igual que los anteriores mencionados, coloca la estética en el espíritu. Desarrolla su teoría en tres partes, correspondientes a tres grados: la primera es la idea abstracta de lo bello en general, la segunda, lo bello en la naturaleza, la tercera el ideal o lo bello en relación a las obras de arte. De acuerdo con Hegel, lo bello se define como la manifestación sensible de la idea siendo forma sensible e idea inseparables. Por eso precisamente la belleza es inaccesible a la razón lógica.
Se perciben así los primeros cambios entorno a razón y sensibilidad. No obstante, todos los filósofos analizados hasta ahora son idealistas y como tal, dejan la estética como algo inamovible fuera del plano terrenal, algunos como Platón le adjudican la capacidad de mímesis desde un aspecto racional y otros, como Kant o Hegel, desde una visión más subjetiva le otorgan un carácter más emocional.
Desde la vertiente materialista de la filosofía, aquella que hace uso de la ciencia para entender la realidad; menciona György Lukács, filósofo marxista húngaro, que
“El arte es un producto de la evolución social del hombre, que se hace hombre mediante el trabajo”
Esta forma de pensamiento refuerza la dependencia de la estética a la estructura económica del momento, aunque Marx reconoce que no siempre hay una relación directa y pone como ejemplo el clasicismo griego y el teatro de Shakespeare. Marx explica que los objetos pueden tener belleza propia como objetos pero solo la evolución social crea una belleza para-nosotros e impregna al objeto de la cualidad de bello.
“La mano no es, pues solamente el órgano del trabajo; es también su producto. La mano del hombre ha alcanzado ese grado de perfección, con la que ha podido realizar los milagros de los cuadro de Rafael, de las estatuas de Thorwaldsen, de la música de Paganini, sólo a través el trabajo”
Podemos intuir de esta cita que dentro de la teoría marxista el valor estético reside en la habilidad técnica, comprendido como algo que se puede llegar a desarrollar a través del tiempo y el trabajo, de la misma manera que la percepción estética también se puede trabajar y educar. Dicho de otra forma, la producción y el consumo de objetos estéticos son, fundamentalmente, se rigen en base a parámetros socio-históricos dependientes del modelo económico del momento y es este modelo el que delimita qué características tiene aquello que llamamos estético. Es importante mencionar que el sentido de la estética del que habla Marx se centra mayoritariamente en la producción literaria. Rechaza, además, la aproximación al objeto estético desde una perspectiva meramente emocional como hemos podido ver en otros filósofos previamente.
A día de hoy, como hemos mencionado con anterioridad, la relación entre razón y emoción en el concepto de estética todavía no es clara, pero, podemos saber que la percepción al igual que el concepto estética son dos términos que se han ido transformando a lo largo del tiempo y el espacio, son construcciones sociales. Recuperando a Baumgarten, la separación de la estética de los relacionado con el arte es clara. Hoy en día, en nuestra sociedad de consumo, vemos el valor estético en objetos que poco tienen que ver con la producción artística y de ahí surge precisamente el diseño. Tal y como explicaba Marx, se puede ver una relación clara entre el comienzo de la Historia del diseño y la Revolución Industrial.
A pesar de que no se haya podido dilucidar en la historia de la filosofía cuanto te razón y de emoción hay en la vivencia estética, nos vienen a la mente una serie de características determinadas cuando pensamos en un objeto con valor estético. Esos adjetivos que nos pueden surgir son subjetivos en en tanto que surgen en el individuo, pero se repiten de individuo a individuo, ya que, es el imaginario social el que determina qué entendemos por estético en cada momento de la historia, a servicio del sistema económico del momento.
Bibliografía
De Fusco, Renato. (2005). Historia del diseño (Los ojos fértiles). Barcelona: Santa & Cole Pub.
Francalanci, E., & Campillo, F. (2010). Estética de los objetos (La balsa de la medusa, 176). Boadilla del Monte (Madrid): Machado Libros.
Plazaola, Juan. Introducción a La Estética : Historia, Teoría, Textos. Cuarta Edición. ed. 2007. Serie Filosofía, Voluen 19. Web.
Torrent, R., Marín, J., & Marín, J. (2005). Historia del diseño industrial (1a ed., Manuales arte cátedra). Madrid: Cátedra.
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